El final de Andrés "Pillín" Bracamonte: un entierro en silencio y con alta tensión en Rosario

El cuerpo de Andrés “Pillín” Bracamonte, líder de la barra brava de Rosario Central, fue enterrado en un cementerio de Ibarlucea, una localidad cercana a Rosario, en medio de estrictas medidas de seguridad y la presencia de apenas diez familiares que lo despidieron en una ceremonia íntima. Así lo confirmaron fuentes policiales.

La despedida de Bracamonte estuvo envuelta en un fuerte hermetismo y varias horas de incertidumbre, debido a la reticencia de cementerios y cocherías de Rosario y alrededores para recibir el cuerpo por cuestiones de seguridad. Finalmente, pasada la noche del lunes, se logró concretar el traslado, aunque las autoridades optaron por mantener en reserva los detalles para evitar eventuales conflictos en la zona.

El cadáver de “Pillín” había permanecido en el Instituto Médico Legal, donde se le practicó la autopsia mientras se intentaba coordinar su destino final. De hecho, se supo que, al menos, 19 cocherías y velatorios fueron consultados antes de que se lograra una solución para el entierro.

La situación generó preocupación entre los vecinos de Rosario, especialmente tras el doble crimen ocurrido el sábado por la noche, que ha encendido las alarmas ante posibles enfrentamientos y la disputa por el liderazgo de la barra de Central. Para prevenir incidentes, la Policía incrementó los patrullajes en la ciudad santafesina, aunque el miedo y la tensión todavía persisten en las calles.

Un adiós bajo la sombra de la violencia y el miedo

En una breve y discreta ceremonia, el entorno cercano de Bracamonte le dio el último adiós. La despedida fue rápida y con un grupo reducido, con la intención de evitar situaciones que pudieran complicar aún más la tensión en Rosario.

La muerte de Bracamonte ha revivido el temor a nuevos enfrentamientos entre grupos que buscan tomar el control. En recientes entrevistas, “Pillín” había señalado que temía por su vida y lo que podría desencadenarse en la ciudad de sucederle algo. “Si me matan, la ciudad se incendia”, dijo en una de sus últimas declaraciones. Bracamonte señaló que los conflictos por el dominio de ciertos territorios en Rosario estaban latentes. Incluso confesó que, tras un ataque en el parque Alem, Los Monos le habían ofrecido “hacer una cacería” para vengar el atentado. Sin embargo, él optó por detener la represalia, argumentando que no quería volver a prisión.

Durante años, Bracamonte había sido blanco de múltiples intentos de asesinato, cerca de 30 según él mismo reconoció en diversas ocasiones. Pero el último ataque, ocurrido después del partido de Rosario Central frente a San Lorenzo, terminó con su vida y la de Daniel “Rana” Attardo, su colega y también parte de la barra.

La ciudad de Rosario atraviesa un clima de tensión e incertidumbre. El vacío de poder dejado por “Pillín” y la violencia creciente plantean un escenario incierto, con una ciudadanía expectante y preocupada por los posibles conflictos que podrían desatarse en cualquier momento.