Salud femenina: la calidad de los óvulos, un factor clave que aún se aborda poco en la consulta médica

En el Día de la Acción por la Salud de las Mujeres se busca concientizar acerca de la reproducción además de ciertas enfermedades y padecimientos.

Actualidad28/05/2025Studio341NewsStudio341News
Ovulos

Cada 28 de mayo se conmemora el Día Internacional de Acción por la Salud de las Mujeres, una fecha que busca visibilizar enfermedades y padecimientos que afectan al género femenino, muchos de ellos prevenibles. Este año, el lema propuesto a nivel global es contundente: “Para las mujeres y niñas en toda su diversidad: Derechos, igualdad y empoderamiento”.

La salud reproductiva es un terreno que muchas mujeres comienzan a explorar en la adolescencia, pero que recién adquiere profundidad cuando la planificación familiar entra en juego. Para la mayoría, esto ocurre en los veintitantos o incluso más tarde, cuando la fertilidad pasa de ser una noción lejana a una preocupación concreta.

Sin embargo, el acceso a esta información no es igual para todas. Las condiciones socioeconómicas, los entornos culturales y los sistemas de salud influyen en el momento y la forma en que una mujer puede acceder a una atención ginecológica integral. Mientras algunas crecen en contextos donde se habla abiertamente de salud reproductiva, otras deben lidiar con el silencio, el estigma o la desinformación.

“La educación avanzó muchísimo con la era digital y las redes sociales. Hoy, más mujeres conocen los cambios biológicos que ocurren después de los 35 años y se sienten empoderadas para actuar antes, explorar opciones como la preservación de la fertilidad o buscar asesoramiento médico”, explicó el Dr. Dan Nayot, cofundador y director médico de Future Fertility.

Un concepto que gana terreno: la calidad ovocitaria

En general, las mujeres se familiarizan con el concepto de calidad de los óvulos cuando enfrentan dificultades para concebir o consideran métodos como la vitrificación de ovocitos o la fertilización in vitro (FIV). Tradicionalmente, este aspecto clave de la fertilidad fue estimado mediante indicadores indirectos, como la edad o el recuento de folículos, medido por ecografías o niveles hormonales.

“El problema es que estas herramientas no ofrecen información concreta sobre el estado de cada óvulo en particular”, advirtió Alex Krivoi, director de Tecnología de Future Fertility. Según explicó, herramientas como Violet y Magenta, basadas en inteligencia artificial, permiten hacer una evaluación visual, no invasiva y específica del potencial reproductivo de cada óvulo. Eso sí: sólo pueden aplicarse tras la recuperación ovocitaria, dentro del laboratorio.

En la práctica médica cotidiana, la conversación sobre calidad ovocitaria no es habitual, especialmente entre mujeres jóvenes que no están buscando un embarazo. Las consultas suelen centrarse en anticoncepción, salud menstrual o bienestar general. Y el concepto de calidad de los óvulos aparece, en el mejor de los casos, frente a un diagnóstico específico: endometriosis, síndrome de ovario poliquístico (SOP) o tratamientos que puedan dañar la fertilidad, como la quimioterapia.

“Cada vez más mujeres quieren hablar de esto antes. Pero todavía falta educación integral, personalizada, e incorporarlo como una parte estándar del cuidado ginecológico temprano”, remarcó Christy Prada, directora ejecutiva del mismo centro.

El rol determinante del óvulo en la formación del embrión

En términos biológicos, tanto el espermatozoide como el óvulo aportan partes iguales de ADN al embrión. Sin embargo, el óvulo tiene un protagonismo decisivo. Además del material genético, aporta ARN mensajero, proteínas, reservas de energía, nutrientes y componentes celulares cruciales para el desarrollo embrionario. Incluso, todas las mitocondrias -fuentes de energía para las células- provienen del óvulo.

Por eso, la calidad ovocitaria impacta directamente en las probabilidades de fecundación exitosa y en la formación de embriones cromosómicamente normales. Un óvulo sano tiene más chances de dar lugar a un blastocisto viable, estructura clave en los primeros días tras la fecundación.

En algunos casos, los especialistas detectan una caída anticipada en la reserva ovárica. Aunque no se conocen todas las causas, se sospecha de factores ambientales, estrés crónico, alimentación, disruptores endocrinos y hasta componentes genéticos. Frente a esto, crece el interés por realizar estudios de fertilidad de forma proactiva y promover hábitos que protejan la salud reproductiva.

“El óvulo refleja mucho más que la edad: influyen las hormonas, la salud mitocondrial, el ADN y también el estilo de vida. Mal dormir, fumar, el alcohol, el estrés o una dieta desequilibrada pueden dañar su estructura interna y afectar su desarrollo. En cambio, una vida saludable puede marcar una diferencia notable”, concluyó el Dr. Nayot.

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