Tragedia en la autopista Rosario-Córdoba: una Trafic embistió a cuatro ciclistas y dejó dos muertos

Ocurrió en la traza que conecta Rosario y Córdoba, cerca de Funes. Alfredo, que salió ileso y perdió a dos amigos, contó lo vivido y detalló cómo le salvó la vida a su otro compañero.

Rosario13/02/2025Studio341NewsStudio341News
Accidente

El domingo pasado, la autopista Rosario-Córdoba fue escenario de una tragedia. A la altura de Funes, una Renault Trafic perdió el control tras la rotura de una cubierta y atropelló a un grupo de ciclistas. Dos murieron en el acto, otro permanece internado en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (HECA) y el cuarto, Alfredo Altamirano, salió casi ileso.

Altamirano, aún conmocionado, relató el dramático momento: “Es el destino, el momento. Pasa porque tiene que pasar. En la autopista está prohibido circular en bicicleta, pero no tenemos otro lugar para entrenar”.

El impacto fue brutal. “De repente estaba en el piso, vi una rueda de bicicleta cruzando la ruta. Fue un momento horrible. El conductor iba a 80 km/h, nosotros a 34. Un golpe así... te imaginás las consecuencias”, dijo.

La pérdida de sus compañeros lo golpeó fuerte. “Éramos amigos de toda la vida. Ahora estarán pedaleando en el cielo. Hago ciclismo desde 1983 y nunca viví algo así. Al que está internado en el HECA le hice un torniquete. Dejé una huella de sangre de seis metros. Tuvo un corte profundo en la rodilla, le afectó una arteria y varios nervios”, contó.

El conductor del vehículo se detuvo, pero no pudo hacer mucho. “Me dio su remera para el torniquete, pero no alcanzaba. Usé una cámara de bicicleta. Le hablaba para que no se durmiera. La ambulancia tardó media hora. Él se ponía amarillo. De todos los autos que pasaron, solo frenó uno”, recordó con indignación.

Altamirano también subrayó la falta de respeto hacia los ciclistas. “Tomamos los recaudos: casco, luces, vamos en hilera, ocupamos apenas 20 centímetros de la calzada. Si esto mismo pasaba en la ciclovía de avenida Pellegrini, estaríamos hablando de un accidente fortuito. No íbamos haciendo nada peligroso”.

La tragedia reaviva el debate sobre la seguridad de los ciclistas y la falta de infraestructura para entrenar sin riesgos.

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